Causas

¿Cuáles son sus causas?

Existen ciertos factores relacionados con la aparición de la cardiopatía coronaria.
A continuación se reseñan los principales factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad.
Se dividen en dos categorías, dependiendo de que se puedan modificar o no.

Cosas que puede modificar:

  • Consumo de tabaco
  • Hipertensión arterial
  • Colesterol
  • Falta de ejercicio
  • Estrés
  • Diabetes
  • Exceso de peso
  • Consumo Excesivo de alcohol

Cosas que no puede modificar :

  • Antecedentes familiares de cardiopatía coronaria
  • Sexo
  • Edad

Consumo de tabaco

Se ha demostrado que el tabaco aumenta entre dos y tres veces el riesgo de padecer cardiopatía coronaria (en comparación con los no fumadores).

Además de la cardiopatía coronaria, el tabaco está relacionado con otras enfermedades, como las que afectan a los vasos sanguíneos, el cáncer de pulmón y los procesos torácicos.

Si ha sufrido un ataque cardíaco, ha sido sometido a una intervención de derivación coronaria o padece angina (dolor torácico), una de las cosas más importantes que puede hacer por sí mismo es dejar de fumar.

Hipertensión arterial

Cuando la sangre circula por el organismo, lo hace a presión. La presión arterial es resultado de la acción de bomba del corazón y de la resistencia de los vasos por los que fluye la sangre.

Cuando la presión arterial se mantiene alta, somete al corazón y a los grandes vasos a una tensión innecesaria.

La hipertensión arterial es un problema frecuente, que causa pocos síntomas pero es un importante factor de riesgo de cardiopatía coronaria. La única forma de saber si su presión arterial está elevada es haciendo que se la controle el médico.

La medición deberá hacerse en varias ocasiones a lo largo del tiempo antes de confirmar que padece hipertensión arterial.

Si tiene la presión arterial alta, puede ayudar a reducirla. La práctica regular de ejercicio, la pérdida de peso y la disminución de la ingesta de sal ayudan a reducir la presión arterial.

Algunos pacientes, no obstante, necesitan también fármacos para reducirla.

Colesterol

El colesterol es una grasa corporal esencial. Está presente en los alimentos, pero también se fabrica en el hígado.

En un momento dado, siempre hay algo de colesterol presente en la circulación sanguínea. Sin embargo, cuando una persona con enfermedad cardíaca presenta cantidades anormalmente elevadas de colesterol en la sangre, aumenta el riesgo de padecer un ataque cardíaco.

Ello es debido a que el colesterol se incrusta en las paredes de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen.

¿Qué se puede hacer?

Si sufre una cardiopatía coronaria, es preciso que se le controlen los niveles de colesterol. No todas las personas con colesterol elevado presentarán problemas, pero las posibilidades de sufrir una cardiopatía coronaria aumentan con el colesterol elevado, sobre todo cuando éste supera la cantidad de 5,2 mmol/l (200 mg/dl).

Si sus niveles de colesterol son altos, el primer paso consiste en modificar la dieta para reducir la ingesta de grasas, en especial de grasas saturadas. También es útil consumir los alimentos adecuados, como frutas y hortalizas frescas, que contienen gran cantidad de fibra.

Asimismo, es beneficioso el ejercicio moderado (luego insistiremos sobre ello). Si su médico le dice que todavía tiene el colesterol demasiado alto, pueden recetarle medicamentos para reducirlo aún más.

Falta de ejercicio

Si realiza ejercicio de forma regular, pronto notará que se cansa menos y que puede realizar más esfuerzo. El ejercicio le ayudará a perder peso, reducir la presión arterial y mejorar los niveles de colesterol en sangre.

Antes de comenzar un programa de ejercicios, consulte a su médico.

Elija actividades con las que disfrute, y aumente el ritmo gradualmente. Haga que el ejercicio forme parte de su rutina diaria.

Es útil variar el tipo de ejercicio. Si tiene exceso de peso o artritis, probablemente note que sus articulaciones sufren menos con la natación y el ciclismo.

Debe intentar hacer ejercicio tres veces a la semana, permitiendo que su organismo se recupere entre las sesiones.

Aumente gradualmente el ejercicio hasta que pueda realizarlo 30 minutos seguidos, lo que debe hacerle sudar o respirar fuerte.

¿Disminuirá el colesterol con la dieta y el ejercicio?

Son pasos importantes. Hable con su médico acerca del ejercicio y de un programa de pérdida de peso. El ejercicio regular debe ser parte importante de cualquier plan de tratamiento para reducir el colesterol.

El ejercicio no sólo ayuda a disminuir el colesterol elevado, sino también otros factores de enfermedad cardíaca, como la hipertensión arterial y la obesidad.

Recuerde que los alimentos (sobre todo las carnes rojas y los productos lácteos) son una de las principales fuentes del exceso de grasa y colesterol de su organismo.

Por ello, la dieta es una parte importante de cualquier plan de tratamiento para reducir el colesterol elevado.

¿Son eficaces en todas las personas la dieta y el tratamiento?

Incluso la dieta baja en grasas y el programa de ejercicios más estrictos pueden ser incapaces de reducir lo suficiente sus cifras de colesterol. Puede tratarse de un problema genético o de bioquímica corporal. No se sabe con seguridad.

Por ello, el médico suele controlar a los pacientes con una dieta baja en grasas durante un período determinado, que suele ser de 12 semanas en los enfermos cardíacos y de al menos seis meses en otros pacientes de alto riesgo.

Para reducir el riesgo de ataque cardíaco, su objetivo es que el nivel de colesterol LDL sea inferior a 3,4 mmol/l (130 mg/dl) y el colesterol total sea inferior a 5,2 mmol/l (200 mg/dl).

Si no ha alcanzado el objetivo deseado, su médico valorará otras opciones terapéuticas además de la dieta y el ejercicio.

Estrés

Prácticamente todas las personas experimentan estrés en un momento u otro. Los efectos del estrés son consecuencia de la hormona adrenalina (epinefrina) liberada a la sangre, que acelera el corazón y aumenta la presión arterial.

La liberación de adrenalina puede desencadenarse por cualquier cosa que nos preocupe en el trabajo, en nuestra vida privada o cuando estamos sometidos a una demanda física o mental excesiva.

Soportar el estrés de forma ocasional no suele ser nocivo. Sin embargo, el estrés continuo tendrá en última instancia un efecto perjudicial sobre el corazón. El grado de sufrimiento por el estrés dependerá de la reacción a él de cada persona.

A continuación ofrecemos algunos consejos acerca del modo de hacer frente al estrés:

  • Planificar el día.
  • Marcarse plazos realistas para el trabajo.
  • Adaptarse a la situación.
  • Tratar de no combatir el estrés.
  • Hacer ejercicio de forma regular.
  • Seguir una dieta equilibrada.
  • Destinar todos los días un tiempo para relajarse.
  • Tomarse tiempo libre: un cambio en la rutina le ayudará a relajarse.

Diabetes

Las personas diabéticas tienen problemas para controlar el nivel de azúcar en la sangre. Si no se controla adecuadamente, la diabetes puede dar lugar a diversas enfermedades, incluida la cardiopatía coronaria.

Resulta útil un buen control del azúcar en sangre, combinado con una dieta baja en grasas y rica en fibra.

Exceso de peso y consumo de alcohol

Es probable que el exceso de peso haga aumentar la presión arterial y el colesterol. Al perder peso reducirá considerablemente el riesgo de sufrir cardiopatía coronaria.

Se ha demostrado que las personas que consumen alcohol en exceso tienen un alto riesgo de cardiopatía coronaria.

La ingesta excesiva de alcohol aumenta la probabilidad de que aparezcan factores de riesgo como hipertensión arterial y exceso de peso. Por tanto, las bebidas alcohólicas deben consumirse con moderación.

Cosas que no puede modificar

Antecedentes Familiares

La cardiopatía coronaria puede ser un rasgo familiar.

Si sabe de alguien de su familia que ha padecido un ataque cardíaco a una edad temprana, es posible que la cardiopatía coronaria sea un rasgo hereditario de su familia.

Debe visitar a su médico para que evalúe su riesgo de padecer enfermedad coronaria y le indique lo que puede hacer si tiene un riesgo aumentado.

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