Vivir con una enfermedad grave puede convertirse en un gran desafío; los pacientes necesitan adaptarse y, muchas veces, cambiar su estilo de vida.
El síndrome mielodisplásico puede afectar también a los miembros de la familia y aún a los amigos. Converse con su médico y con el equipo que se ocupa de su caso; eso podrá ayudarle a disminuir sus preocupaciones sobre la enfermedad y sobre su propio futuro. Un equipo profesional puede también orientarlo acerca de aspectos específicos; por ejemplo, el nutriólogo le dará orientación nutricional; el físioterapeuta le recomendará el tipo de actividad física que debe hacer; las enfermeras, los cuidados y recomendaciones a seguir, etc.
El aspecto emocional también es muy importante. Para eso, puede recurrir a un psicólogo o a un psicooncólogo, que es el especialista en este tipo de pacientes. Es importante que el paciente sienta que tiene control sobre su propia vida.
Preguntas que puede hacer:
Pregunte todo lo que no le quede claro. Recuerde que está en su derecho.
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