La cirugía efectuada en el cerebro comprende extracción quirúrgica de tejido cerebral. Habitualmente, la cirugía cerebral es el primer paso del tratamiento de tumores cerebrales tanto malignos como benignos.
El objetivo de la cirugía de cerebro es la resección de la mayor cantidad posible de tumor. Incluso cuando el tumor no puede ser completamente extraído, la cirugía puede ser indicada para:
Como en todas las cirugías, precisará realizarse análisis de laboratorio antes de la cirugía. Su médico probablemente realizará estudios de imágenes para determinar la ubicación exacta del tumor y la planificación de la cirugía. Los estudios de imágenes más utilizados son:
Diferentes procedimientos pueden ser clasificados como cirugía cerebral. Entre los más utilizados podemos citar:
El abordaje del tumor puede realizarse a través de diferentes medios para ese fin:
Como en todos los procedimientos quirúrgicos, la cirugía cerebral también tiene sus riesgos. En términos generales, las cirugías presentan riesgo de infecciones, sangrado y complicaciones de coagulación sanguínea.
Específicamente la cirugía cerebral depende mucho de la ubicación del tumor. Visión, audición, olfato, habla, equilibrio, fuerza motora, pensamiento, coordinación motora y memoria pueden verse afectados. Los efectos colaterales pueden aparecer tardíamente y también pueden confundirse con síntomas del tumor.
Los tumores ubicados más profundamente en el cerebro tienen un riesgo mayor de complicaciones, dadas las dificultades del abordaje quirúrgico. Otras posibles complicaciones incluyen convulsiones, edema cerebral, fístulas de líquido cefalorraquídeo, meningitis, accidentes cerebro-vasculares, hidrocefalia, coma y hasta muerte.
Después de la cirugía cerebral el cirujano envía fragmentos tumorales para ser examinados por un patólogo. El patólogo examina el tejido con el objeto de llegar a un diagnóstico de su tumor. El resultado es entonces enviado a su cirujano. Este proceso puede demorar algunos días.
La cirugía afecta todo su cuerpo. Normalmente, una recuperación demora entre 4 y 8 semanas, pero puede demorar más. El tipo de tumor y de cirugía efectuada interfieren directamente en la recuperación, además de la capacidad de recuperación de cada persona. La edad y las enfermedades asociadas también afectan directamente la recuperación post-operatoria.
Cuando el resultado del análisis se encuentre disponible, su cirujano abordará junto con usted la secuencia de su tratamiento. Podría ser necesaria la utilización de radioterapia o quimioterapia o ambas.
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